Sólo bastaron un par de meses para que más marcas de lujo llegaran a Cuba ante su apertura comercial.
Primero fue Chanel con un desfile que acaparó las calles de La Habana y ahora sucede lo mismo con el primer centro comercial cerca del Prado, donde se distribuyen boutiques de Lacoste, Mont Blanc, Armani, Versace y Gucci. Para esta última acudió el empresario Giorgio Gucci para su inauguración.
En su interior se pueden encontrar cremas faciales rejuvenecedoras a un precio de 162.40 dólares o un reloj Bvlgari de 10.200 dólares cuando las vendedoras de L´Occitane ganan al mes 12.50.
Este hecho ha causado curiosidad y controversia para los cubanos que viven de forma sencilla y alejados del consumo de marcas de alto poder adquisitivo.
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